Esta semana el otoño nos ha dejado las primeras lluvias aunque el calor aún no se ha ido. Y seguimos disfrutando de las frutas del otoño. Ya he comido las primeras nueces de la temporada, que estaban buenísimas y unas uvas, como las que he utilizado para esta receta, que generosamente una parra casi olvidada nos ha regalado este año. Y digo casi olvidada, pero no del todo, porque este verano cuando mi madre atisbó los racimos formándose se encargó de colocar unas bolsas a modo de espantapájaros y mi padre de regarla cada tarde. Y los cuidados han tenido su premio.
Quería cocinar con uvas y he preparado esta salsa como acompañamiento a una pechuga de pollo que, después, con algo de arroz se convirtió en un plato muy completo y muy rico.
Número de personas: Para 2 personas
Ingredientes:
– Una pechuga completa de pollo deshuesada
– Una cebolla
– 100 gr. de uvas
– Aceite de oliva virgen extra
– Sal
Para la salsa agridulce
– 50 ml. de vinagre de arroz
– 50 ml. de vino blanco
– 50 ml. de zumo de piña
– 1 cucharada de miel
– 1 cucharada de maizena
– Un poco de agua
– Sal
Modo de preparación:
1. Limpiamos los dos trozos de pechuga, eliminando los restos de grasa que pueda tener. La cortamos en medallones de un centímetro de grosor. Le ponemos un poco de sal.
2. En una sartén, añadimos tres cucharadas de aceite de oliva y hacemos la pechuga, dándoles el punto de cocción que nos guste. Yo he puesto el fuego muy fuerte al principio para que quedaran tostadas por fuera, después se han terminado de hacer con el calor residual de la vitrocerámica mientras preparaba la salsa. No me gusta que el pollo quede crudo por dentro pero si jugoso.
3. Pelamos y cortamos la cebolla en juliana. Lavamos las uvas y les quitamos las pepitas. En una sartén, rehogamos la cebolla con aceite de oliva, haciéndola a fuego lento para que quede ligeramente caramelizada. Cuando esté hecha, salteamos las uvas y reservamos.
4. Para la salsa agridulce, en un cazo, ponemos el vinagre de arroz y el vino blanco, llevamos a la ebullición para que se elimine el alcohol. Después bajamos el fuego, al mínimo, y añadimos el zumo de piña y la miel. Disolvemos la cucharada de maizena con un poco de agua fría en un vaso y la añadimos al cazo. Removemos bien para homogeneizar la salsa y retiramos del fuego.
5. Añadimos la salsa agridulce al salteado de cebolla y uvas. Calentamos un par de minutos. Esta salsa sirve de acompañamiento a la pechuga de pollo, que simplemente está hecha a la plancha. Aunque si lo prefieres se pueden cocinar juntos durante unos minutos.
Buenos días Rosa, Gracias por pasarte por mi blog y comentar. No conocía el tuyo y me recibes justo con un pollo con salsa de uvas. Me ha encantado la salsa y el racimo de uvas es realmente bonito. Por aquí nunca las había visto así. Justo hace unos días publiqué también un pollo con salsa de uvas y almendras. Así que aunque totalmente diferentes las recetas, coincidimos en algún ingrediente.
Espero que nos sigamos encontrando.
Un beso desde Valencia
Me gustaMe gusta
No he probado nunca una salsa de uvas, qué rico Rosa, tengo que probarlo
Me gustaMe gusta
Hola, Rosa !
Esas uvas no podrían ser mejores: los colores y el detalle con que se las ha cuidado ya dicen mucho. La receta me gusta por el sabor agridulce que finalmente debe tener.
Cariños.
Me gustaMe gusta
Que ricura, y que suerte unas uvas directas de la parra al plato. Besos. Yolanda.
Me gustaMe gusta
Me lo apunto. Seguro que está estupendo. Bss
Me gustaMe gusta
Con los colores del otoño……, la presentación es de 10 y la combinación totalmente acertada.
Besos bonita.
Me gustaMe gusta