Esta semana me puse manos a la obra con las almendras que tenía del año pasado. Me da tanta pereza partirlas, pelarlas, triturarlas, que he dejado pasar los meses y ya pensaba que se me estropeaban. Además el tiempo apremiaba porque, pronto, está lista para coger del árbol la cosecha de este año.
No son las mejores almendras del mundo pero a mi me saben como las mejores. Está la satisfacción de haberlas cogido directamente del almendro y con mucho trabajo haberlas transformado en esta deliciosa Tarta de Santiago.
La receta es bien sencilla y se la debo junto con el patrón para hacer la cruz a Webos fritos. También allí leí algunos datos curiosos sobre la Tarta de Santiago, en especial, que tiene Indicación Geográfica Protegida. Bueno ya sabéis que Su explica todo estupendamente así que recomiendo su lectura.
Como digo esta tarta me ha dado su trabajo. Mucho trabajo si, porque para pelar las almendras hay que armarse de paciencia. Hervirlas durante un par de minutos facilita la cosa pero no quita el trabajo de ir una a una quitándole la piel que envuelve el fruto. Por momentos, juré que la próxima vez compraba las almendras molidas. Ya se me ha pasado y además todavía me quedan más almendras sin partir y algunas ideas para utilizarlas Aaaaggrrrr!!!
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