Hace unos años tuve la ocasión de conocer y de disfrutar de un té en este clásico tea room en Roma. Cruzas sus puertas y dejas atrás el bullicio de la concurrida Plaza de España. Iba en un viaje de estudios, así que, también dejé atrás, por 20 minutos, a cuarenta y tantos alumnos de bachillerato ávidos por subir y bajar las famosas escaleras y fotografiarse en cada uno de los peldaños. Con distracción asegurada por un tiempo, mi compañero me propuso tomarnos un respiro en este oásis.
Esta foto de Babington’s English Tea Room es cortesía de TripAdvisor
Al entrar expositores con tés, pastas y souvenirs para turistas, esconden una pequeña sala de té. Se respira un ambiente decadente, hay poco espacio entre mesa y mesa y un silencio absoluto. Una pareja de edad avanzada, cuya conversación es apenas un susurro, son los únicos clientes a esta hora. Ocupamos una mesa para dos.
Nos atienden, sin apenas darnos tiempo para contemplar una carta con gran variedad de tés. Darjeeling para mí, hago una apuesta segura. La carta también ofrece una amplia variedad de dulces y salados. Pero nuestro tiempo es limitado y no pedimos nada de comer. El servicio es impecable y las maravillosas tazas verdes me recuerdan a un servicio de té heredado de una vieja tía. Los precios son muy altos, cada taza de té 9€.
Un nuevo cliente entra en el salón. Perfectamente vestido, traje de chaqueta y maletín, un hombre de negocios, haciendo una pausa a media mañana.
Esta foto de Babington’s English Tea Room es cortesía de TripAdvisor
La ciudad eterna esconde algunos lugares como éste. Lamentando no poder disfrutarlo por más tiempo, nos marchamos después de hacernos dos fotos frustadas, una por la mano temblorosa del anciano y, otra por el ejecutivo que a pesar de ofrecerse muy educadamente a mejorar el resultado anterior, no consiguió enfocar adecuadamente.